CINCO HORAS CON MARIO (1966)
MIGUEL DELIBES
Después de cerrar la puerta y encender un cigarrillo, Mario recordó aquella pesadilla en la que Carmen le rasuraba la barba, le peinaba y le vestía el traje gris oscuro con la corbata listada para conducirlo a su despacho y someterlo durante horas a un exasperante monólogo. Ahora solo espera que la amargura la pase un brazo por los hombros y la atraiga hacia sí.
Ana M. Blanco
http://arrimadosalasombra.blogspot.com.es/
Hace mucho que leí el libro, y la frase final me parece maravillosa.
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